La cirugía de Glioblastoma Frontal se inicia con una craneotomía frontal izquierda, que permite exponer la región afectada. Bajo el microscopio quirúrgico se identifican los límites del glioblastoma, caracterizado por su infiltración y consistencia heterogénea. La resección se realiza con técnicas microquirúrgicas, combinando aspiración ultrasónica y disección meticulosa para separar el tumor del tejido cerebral sano. Durante el procedimiento se controla la hemostasia y se busca preservar estructuras vasculares y corticales vitales. El objetivo es alcanzar la máxima resección tumoral segura, reduciendo la presión intracraneal y mejorando los síntomas neurológicos, al mismo tiempo que se optimizan los resultados de terapias adyuvantes.
